jueves, 4 de enero de 2024

El tordo y el origen huasteco del maíz



TIHUATLÁN, Ver., 4 de enero de 2024.- ¡Hola a todos! Espero que estén viviendo un feliz e inolvidable inicio de año. Hoy les quiero hablar de uno de mis animales favoritos. Como pueden ver en la ilustración hecha por mi amigo, el maestro Jacob N. Azuara, se trata del tordo. Te invito a conocer esta ave, protagonista de una de las leyendas más bellas de la mitología tének o huasteca, y te aseguro que no la volverás a ver de la misma manera.


Crecí en un tiempo en que era común ver pajarillos por todas partes: sobre los arbustos que daban a la calle en casa; en la barda de la escuela; posados sobre los postes y líneas de teléfono o luz, e inclusive era común verlos dando saltitos sobre las calles pavimentadas, que ardían por el sol de mediodía.


Los había de muchos tipos, cada uno con su propio canto: la armoniosa primavera; la tímida tortolita; la escandalosa chachalaca; la viajera golondrina, los raros carpinteros y los nerviosos colibríes que parecen volar con alas transparentes.


Los más comunes eran los pichones con su mirada boba y sus patas rosas, siempre escarbando así fuera en el cemento de la banqueta.


En mi casa, nunca faltaban las altaneras gallinas y los aguerridos guajolotes, a los que siempre debíamos cuidar del tlacuache. También recuerdo momentos familiares con alegres pericos y periquillos australianos, que parecen besarse cuando frotan sus picos. Una triste ocasión también intentamos que se recuperara un tecolote lastimado por algún animal, sin éxito.


Sin embargo, el ave que más me impresionó siendo niño fue el tordo, también llamado zanate. En mi inocencia, siempre creí que era el mismo cuervo terrorífico del que hablaba el poema de Poe; o el ave que perdió su queso debido a un vil engaño de una zorra, según cuenta La Fontaine. Conforme crecí, supe que se trataba de un animal diferente, y aunque me decepcionó un poco enterarme de eso, nunca me desagradó esa ave delgada y con plumaje negro azulado, con un efecto tornasol en cada pluma.


Por las tardes, poco antes de caer la noche, una parvada de tordos comenzaba a graznar al dirigirse a un grande y viejo árbol de mango cerca del mercado, y su escándalo era tal que hacía que todos los tihuatecos volteáramos hacia arriba para ver el espectáculo que ofrecía esa nube negra viviente que reflejaba los rayos dorados del atardecer.


Resulta, que según la mitología tének, a esta ave le debemos nuestra supervivencia como especie. Hace mucho tiempo, cuando las deidades crearon a los humanos, el dios Muxi los formó a partir del maíz. Con olotes formó sus huesos y con maíz su carne. Y así nació el humano y los dioses lo enviaron a la tierra. Pero en la tierra no había maíz, y el hombre estaba destinado a alimentarse de lo mismo de lo que había sido formado.


Las personas intentaron alimentarse de otras cosas, principalmente de algodón, pero nada los satisfacía, y vivían cada vez más tristes y débiles. Entonces los dioses se dieron cuenta de que debían enviar el maíz a la tierra, así que, de entre todos los animales que habían creado, fue el tordo el elegido para llevárselos. 


Un grano le dieron, que el tordo sostuvo en su afilado pico todo el camino desde el mar, la morada del dios Muxi, hasta la tierra. Hubo un momento, en que sin fuerzas y con mucha hambre, el tordo pensó en tragar el grano, pero se contuvo pensando “si me trago este maíz no va a haber nada. Entonces éste debo sembrarlo”.


Siguió volando hasta llegar a un árbol a la orilla de un río bastante escondido entre la espesura, donde se bañaba una joven. Tanta fue su sorpresa de ver una muchacha tan guapa que el tordo emitió un graznido, soltando su preciada carga.


La joven, por la sorpresa miró hacia la copa del árbol, abriendo la boca, por lo que el grano de maíz le cayó directo en la garganta, tragándoselo. El tordo, incrédulo de haber perdido el preciado maíz, se alejó avergonzado del lugar. 


Lo que ignoraba la negra ave, es que esa joven era Dhakpeenk’aach, “la niña del pipián”, llamada así porque una vieja nahuala la encontró mientras cultivaba calabazas y pipianes en el monte. Al partir un pipián enorme, la hermosa niña salió del vegetal. La nahuala cuidó de la hermosa bebé, que creció de prisa, y todos los días la llevaba a bañarse al río escondido, porque no quería que nadie la viera. 


Mientras la niña se bañaba, la vieja se transformaba en una bestia para alejar a cualquier incauto. Por eso, ese día que la ya muchacha quedó embarazada, la nahuala no comprendía cómo algún hombre había podido traspasar su vigilancia.


La niña del pipián murió al dar a luz al bebé Dhipaak, el dios del maíz. La anciana nunca quiso a esa criatura que se la pasaba molestando a los animales del corral y revolviendo los sembradíos de calabazas y pipianes.


Así que un día en que el niño, entre sus travesuras, partió todos los pipianes de la anciana, esta no pudo esconder su coraje y decidió matarlo, machacar el cuerpo en el metate y arrojar los restos en el monte.


Al día siguiente del crimen, en el lugar donde lo había enterrado había surgido un maizal. La nahuala, aterrorizada de ver el prodigio, macheteó todas las plantas desde el tallo, para que se las comieran las arrieras.


Pero el maizal habló a la hormiga y le dijo: “No, no me comas. Espérate. Cuando ya sea mucho, entonces sí me comes. Pero ahorita no. Mejor aguántense”. Entonces las arrieras no lo comieron y al día siguiente, el maizal había retoñado y le habían crecido mazorcas.


La nahuala comprendió que la mazorca contenía la esencia de Dhipaak y las cortó todas, las desgranó, hirvió el grano y, tal y como lo había hecho antes, lo molió en el metate. Con esa masa hizo tamales y atole e intentó comérselo todo, pero no pudo porque le cayó mal. Así que tomó el atole y los tamales que le sobraron y caminó hasta el mar, donde los arrojó y regresó a su hogar.


Entonces se acercaron rápido los peces para comer los restos de comida, pero el dios les habló y les dijo, “no, no me coman, mejor júntenme”. Los animales del mar obedecieron y juntaron toda la masa, la amontonaron, y se formó otra vez el niño, que permaneció jugando a la orilla del mar por mucho tiempo, hasta convertirse en un adolescente.


Entonces su abuelo, el dios Muxi, le recordó que él había nacido en la tierra, no en el mar, por lo que frecuentemente lo mandaba tierra adentro, pero el joven le respondía: “No, no voy, porque mi abuela me aventó acá. Así es que, si quieres que yo regrese, llévame”. 


Entonces Muxi busco a alguien para que cargara al muchacho, para llevarlo a la tierra y alimentara a los humanos, que lo necesitan para vivir.


Hubo varios voluntarios, entre ellos el camarón, que no pudo salir del agua y no pudo cumplir con su misión. Después fue el pez, pero aunque este se aventó fuera del agua, al no tener pies no pudo caminar en la tierra.


Finalmente la tortuga fue la elegida para llevarlo sobre su grueso caparazón, y así emprendieron el largo camino, pero como el joven Dhipaak seguía siendo muy travieso, rayó el caparazón durante el tiempo que duró el viaje, por eso la tortuga tiene su casa cuarteada y con muchas líneas.


Cuando por fin Dhipaak llegó a la tierra, comenzó a dar el maíz para alimentar a la gente, y vivió muchas aventuras, convirtiéndose en uno de los dioses más importantes para el pueblo tének.

 

 

 

 

domingo, 20 de enero de 2019

José Guadalupe Posada, vida a través de la muerte




TIHUATLÁN, Ver., 20 de enero de 2019.- El reconocido caricaturista mexicano José Guadalupe Posada cumplió 106 años de fallecido e irónicamente nunca se enteró del impacto que tendría su vasta obra, en la que retrató una visión caricaturesca de la muerte que ha acompañado al pueblo mexicano y se ha convertido en un símbolo nacional.

Posada, quien nació en Aguascalientes el 2 de febrero de 1852, vivió una vida sencilla como impresor, grabador e ilustrador en imprentas, realizando un gran número de caricaturas contra el gobierno y otras figuras políticas de su época.

A finales del siglo 19, surgió y se popularizó la calavera literaria, un texto satírico que hacía mofa de personas famosas y se publicaba en época del Día de Muertos.

Servían como un medio para expresar descontento contra la clase política, por lo que frecuentemente fueron censurados.

Estas calaveras comenzaron a ser acompañadas de imágenes alusivas al tema, con cráneos o esqueletos realizando actividades cotidianas como bailar, beber o montar a caballo. Estas ilustraciones fueron realizadas primeramente por Manuel Manilla, de quien Posada retomaría el estilo.

José Guadalupe Posada trabajó frecuentemente en periódicos con una línea editorial contra el gobierno, como el Gil Blas Cómico y El Popular, en los que el artista realizó caricaturas para criticar abusos del régimen porfirista.




Pese a tan prolífica obra, el modesto oficio de grabador y el haber escogido la libertad de no alinearse con el gobierno de Porfirio Díaz, limitó mucho la capacidad económica de Posada, quien murió pobre y sin reconocimiento alguno el 20 de enero de 1913.

De acuerdo con Agustín Sánchez González (2014), en el artículo ‘Posada: la construcción de un mito’, de la revista Relatos e Historias en México (n.68), la muerte José Guadalupe Posada ocurrió en la pobreza y sin distinción alguna:

“El cadáver de don Lupe, cuya acta de defunción señaló alcoholismo como causal, salió de una vecindad marginal de Tepito con rumbo a las tumbas de sexta clase, las únicas gratuitas del panteón de Dolores. Ahí permaneció sin que nadie reclamara sus restos, quedando en el olvido en una fosa común, junto a decenas de calaveras del montón que, como él, fueron olvidadas” (p. 45).

La Calavera Garbancera

El reconocimiento de la obra de José Guadalupe Posada llegaría poco tiempo después de su fallecimiento, gracias a su obra enfocada, precisamente, a la muerte.

En 1912, uno de los últimos trabajos del grabador fue la Calavera Garbancera, llamada así para satirizar a la gente que vendía garbanza, quienes pese a ser indígenas, pretendían ser europeos y renegaban de su sangre y costumbres.

Por tal motivo, la calavera garbancera tiene únicamente un sombrero, como afirmó el mismo Posada: “en los huesos, pero con sombrero francés con plumas de avestruz”.

No obstante, este grabado no fue publicado hasta noviembre de 1913, 10 meses después de su muerte.




Diego Rivera: la inmortalización de la Catrina

El pintor muralista, Diego Rivera, fue el encargado de popularizar el grabado de Posada y le dio un nicho permanente en el folclor mexicano.

En 1947, Rivera pintó su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, donde puso a la calavera garbancera junto con otros personajes mexicanos como Hernán Cortés, Sor Juana Inés de la Cruz, Benito Juárez, Frida Kahlo y el mismo Posada. La calavera también sostenía de la mano a una versión infantil de Diego Rivera.

El muralista agregó un cuerpo y un vestido lujoso al grabado de Posada, complementando el glamuroso sombrero francés. Este ostentoso modo de vestir solía usarse por personas de la alta sociedad, llamados catrín o catrina por el pueblo en general.

De esta manera, quedó completa la imagen de La Catrina que hoy tenemos inmersa en el ideario popular y que se ha convertido en un símbolo del Día de Muertos.

A partir del mural de Rivera, la sociedad mexicana comenzó a indagar más sobre la obra de Posada y se convirtió en un símbolo temprano de la Revolución Mexicana debido a su caricatura satírica.




Un símbolo comercial

A más de un siglo de su fallecimiento, la Catrina es un ícono comercial en el Día de Muertos. En papelerías y mercados de México es muy común ver su imagen en papel picado, figuras de cartón y dibujos.

Algunos artistas también han retomado la figura de la Catrina para realizar sus esculturas, de diversos materiales, que pueden ser muy bien pagadas por coleccionistas.

A nivel internacional, películas como The Book of Life (2014) y Coco (2017) han estado basadas en el Día de Muertos y los diseños de algunos personajes han tomado influencias directas de la Calavera Garbancera de Posada.

De esta manera, después de su fallecimiento, y a través de un tema como la muerte, José Guadalupe Posada logró el reconocimiento que nunca tuvo en vida, y aunque sus restos yacieron en una fosa común, hoy en día su obra es una gran fuente de ingresos para muchos mexicanos… y algunos extranjeros.




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Agustín Sánchez González. (abril 2014). ‘Posada: la construcción de un mito. Relatos e Historias en México, 68, 45.

sábado, 19 de enero de 2019

La sombra del cuervo en la cultura Poe




TIHUATLÁN, Ver., 19 de enero de 2019.- Este sábado se conmemoran 210 años desde que el mundo vio nacer a uno de los escritores norteamericanos más reconocidos de la historia, Edgar Allan Poe. Un artista tan aclamado que su legado traspasó la literatura y hoy la cultura popular está repleta de memes, cameos, y obras artísticas en honor suyo.

A más de dos siglos del nacimiento del también poeta y crítico, su vida y obra han llegado al honroso nicho del reconocimiento literario mundial y al volátil mundo de las modas y tendencias, donde se ha mantenido como un ícono que trasciende al tiempo y las fronteras.




Edgar Poe nació un día como hoy, pero de 1809 en Boston, Estados Unidos. Su vida estuvo marcada por la tragedia, lo que muchos críticos han tomado como el origen de su estilo oscuro, derivado del género romántico que estaba en auge en su tiempo.

Antes de cumplir tres años, sus padres murieron, por lo que fue adoptado por una familia con recursos, de quienes obtuvo el apellido Alan y una buena educación; no obstante, la falta de entendimiento con sus padres adoptivos provocó que fuera desheredado, condenándolo a una dura vida en la que nunca salió de la pobreza.

La leyenda de Poe lo ubica como un personaje oscuro, taciturno y alcohólico, y resalta, de una manera dolosa, su matrimonio con su prima hermana Virginia Eliza Clemm, en 1835, cuando esta solo tenía 13 años y el escritor, 26.

Virginia murió de tuberculosis en 1847 a los 24 años, provocando en Poe una profunda depresión que lo llevó al alcoholismo y drogas opiáceas, así como la creación de textos inspirados en la muerte de su esposa, como Annabel Lee, Eleonora y La Caja Oblonga. “La muerte de una mujer hermosa es, sin duda, el tema más poético del mundo”, llegó a escribir el autor.


Acróstico que Virginia Clemm hizo para Poe el 14 de febrero de 1846, meses antes de morir.

Otro de los eventos que contribuyó al aura de misterio y misticismo que rodea al autor norteamericano, fue su propia muerte, ocurrida el 7 de octubre de 1849, en Baltimore, por causas nunca aclaradas.

Varias teorías han intentado explicar la muerte de Edgar Allan Poe, entre las que se encuentran el alcoholismo, congestión cerebral, cólera, drogas, fallo cardíaco, rabia, tuberculosis e incluso el suicidio.


Memorial donde se encontraba el primer lugar de reposo de los restos de Edgar Allan Poe.

Poe en la cultura popular

Edgar Allan Poe es principalmente reconocido por sus relatos de corte gótico, que actualmente pueden encontrarse como un compendio llamado Narraciones Extraordinarias; sin embargo, Poe escribió y publicó esas historias en diversos periódicos y revistas a lo largo de los años.

Algunos de los relatos más reconocidos son El Gato Negro, El Tónel de Amontillado, El Corazón Delator y El Escarabajo de Oro, este último publicado en 1843, haciéndolo acreedor de un premio de 100 dólares y convirtiéndose en su prosa más leída.

Aunque el género de sus narraciones se ha considerado como horror gótico, las historias de Poe no se limitan a provocar terror con elementos sobrenaturales, recurso recurrente en ese género, sino que el estadounidense basó muchas de sus obras en el suspenso, la ansiedad y la locura.

Son precisamente la decadencia humana, la melancolía y la desesperación, los temas que aborda en su poema El Cuervo, publicado en 1845 y mismo que le valió reconocimiento internacional. De igual forma, esa ave se convirtió en su símbolo personal, que lo acompañaría a través de los siglos.

Episodio Treehouse of Horror de la serie animada The Simpsons

Escritores posteriores a su época han sido influenciados por Allan Poe y su estilo macabro, entre ellos Ray Bradbury, H. P. Lovecraft y Stephen King.

El llamado ‘poeta maldito’, Charles Baudelaire, tradujo varias de las obras de Poe al francés. El cuentista Guy de Maupassant, también ha reconocido la influencia del norteamericano en su obra.

En la literatura latinoamericana, Horacio Quiroga tomó como modelo la obra de Edgar Allan Poe, mientras que escritores como Rubén Darío, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar le dedicaron varios de sus textos, este último también fue el encargado de traducir su obra en prosa de manera completa.

Más allá de la leyenda

A pesar de que en la cultura popular es famoso principalmente por el género de horror, lo que le valió convertirse en ícono de las subculturas dark y góticas, Poe también realizó valiosas aportaciones en otras ramas de la literatura.

Se ha reconocido a Los Crímenes de la Calle Morgue, publicado en 1841, como el primer relato del género policiaco, y la primera aparición del Detective Dupin, quien se convertiría en una influencia para el famoso Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle, que apareció por primera vez en 1887.

El detective Dupin (izquierda) se considera modelo de inspiración de Sherlock Holmes (derecha).

Otro de los aspectos más desconocidos de Edgar Allan Poe es su incursión en el ámbito de la ciencia.

En 1848, un año antes de su muerte, Edgar Allan Poe escribió Eureka: A Prose Poem, subtitulado ‘Un ensayo sobre el universo material y espiritual’. Fue su trabajo más extenso no ficcional, basado en una cátedra que dio el 3 de febrero de ese año en The New York Society Library.

En ese ensayo, Poe aventuraba sus propias teorías sobre la creación y origen del universo. Pese a ser un trabajo muy rústico y sin grandes evidencias de trabajo científico, resaltó la idea de que el universo se generó a partir de la explosión de una única partícula primordial, con lo que el norteamericano se anticipó casi un siglo a la teoría del Big Bang.



Edgar Allan Poe ganó un eternizado lugar en la historia literaria y también ha tenido un impacto mayúsculo en la cultura general del mundo. Pese a la intención de sus detractores de que fuera recordado como una persona taciturna y viciosa, esos comentarios contribuyeron a que se convirtiera en una figura bohemia, oscura y romántica.

Con el auge del internet, su imagen se ha perpetuado con memes y creaciones artísticas en su honor que difunden su obra artística, así como despiertan interés en su tormentosa vida personal.

ERB - Stephen King vs Edgar Allan Poe

Debido a ello, la obra, vida, mitos y realidades de Edgar Allan Poe continúan llegando a cada rincón del mundo, ya no solo a los lectores, sino a todo tipo de público.

Hoy en día, aún quienes no hayan tenido un acercamiento con las letras del escritor gótico están familiarizados con aquélla frase pronunciada por el cuervo sobre el busto de Pallas, esa frase que condujo a la desesperación y locura a un deprimido ser que lamentaba la pérdida de su gran amor, y que casi dos siglos después sigue provocando escalofríos a sus lectores: ¡Nunca más!

@ElClerigoLuna

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Puede leer una selección de la narrativa de Edgar Allan Poe, traducida por Julio Cortázar, aquí.









viernes, 2 de noviembre de 2018

In Memoriam




- Hola.

- Hola, ¿quién eres?
- Una Mujer de Letras.
- Entonces será un placer hablar contigo…

TENOCHTITLÁN, Ver., 2 de noviembre de 2018.- Hola de nuevo. Te saludo en esta fecha, mi día favorito.. Una noche que espero cada año porque me da la oportunidad de hablar un poco más de tiempo contigo.

Aunque ya hace mucho tiempo que no escucho tu voz, no dejo de repasar tus letras, las letras que compartíamos cada noche, cada día que uno de nosotros necesitábamos un verdadero amigo.

Porque al pensar en ti, pienso en el significado de una amistad real. Una persona leal, quien siempre estuvo para mí, incluso cuando le fallé en el momento en que más me necesitaba…

Tu foto siempre presente en mi habitación me recuerda tu compañía y tu apoyo, ¡hay tantas cosas que quisiera platicarte y agradecerte!

-Mira ya lo que pasó ya pasó.
Sólo quisiera saber si seguiremos siendo amigos.

Me perdonaste unos meses antes de irte de este mundo. A partir de esos mensajes tratamos de hablar todos los días. Pese a tu cansancio crónico, pese a tu carencia de fuerzas, aún mantuviste contacto conmigo, y me mantenías al tanto de tus miedos y esperanzas, siempre viéndome como tu amigo, el de siempre, con el que se podían compartir las letras y las palabras.

Al respecto, un día prometimos decirnos todas las palabras del idioma español, ¿te acuerdas? Fue una promesa ridícula que nos hizo reír, ambos sabíamos que nos faltaría tiempo para decirlas todas, ¡tan solo para conocerlas todas!

Pero nos faltaron tantas… Muchas más de las que tú y yo podríamos haber pensado alguna vez. ¡Nos faltaron demasiadas! Y ahora que solo podremos conversar una vez al año, va a ser más difícil aún.

Pero sigo buscándolas, sigo intentando aprender nuevas palabras para que cuando llegue este día pueda decírtelas…

Petricor’, aprendí esa palabra no hace mucho tiempo. Es el olor a tierra mojada. Pero seguramente ya la conocías, alguien tan melancólico y amante de “el agua que cae del cielo” seguramente sabe esa clase de palabras, aunque no lo sé de cierto, lo supongo. ¡Es tan poco lo que te conozco!

Eso era lo que decías, y creo que tienes razón.

-Efímero, nefelibata, resiliencia-

Hace más de un año fui a verte, creo que ya no me viste. Encontré a tu familia, estaba llorando. Me invitaron a pasar a verte, y vi tu lugar de reposo final: había una fotografía tuya, de cuando nos graduamos… De inmediato vinieron a mi mente aquéllos tiempos en la facultad cuando solías presionarme para asistir a clases y entregar los trabajos, recordándome siempre los plazos, las tareas, los libros… Siempre he dicho, y lo seguiré haciendo, que si yo me gradué fue porque tuve a mi amiga que me estuvo arreando todos los días.

También recuerdo cuando cierto profesor empezó a hablar no muy bien de mí mientras revisaba tu trabajo. Y me defendiste. Y sacaste a la luz logros académicos míos que a nadie le importaban y mucho menos nadie recordaba. Solo tú.

Jamás pude devolverte el favor. Nunca hizo falta, siempre resaltabas en la escuela y en cualquier texto académico, siempre conservando la humildad del verdadero literato, y sin adquirir la arrogancia del montón de poseros que pululan en el gremio.

Ahora déjame decirles a todos algunos de tus logros, déjame decirles que tú fuiste de los pocos en nuestra generación que se graduaron por promedio de la carrera de Lengua Inglesa, con especialidad en Literatura. Hablarles de tu trabajo recepcional y de tus pulcros ensayos, uno de ellos publicado en la revista universitaria Somorgujo.

Déjame hablarles de tus poemas…

Sé que toda tu obra poética fue escrita en una libreta que conservabas en secreto. Una libreta que una vez me diste para resguardarla, permitiéndome ser el guardián de tus letras…

Déjame hablarles de esa alma melancólica, de esa mente afilada, de ese corazón enorme que el mundo perdió con tu partida. Déjame hablarles de cómo te amaron todos aquellos que conocieron aunque sea un aspecto de todo lo que tú eras y hacías…

- Munificencia, bonhomía, perenne…- 

Ese día, cuando me fui a despedir de ti, observé a la gente que estaba a tu lado. Todos se veían con la cara triste, con cierta incredulidad… Tu hermana me dejó pasar a tu casa, diciéndome que sabía lo que significábamos el uno para el otro… ¿Lo sabía? ¿Le contaste a alguien de mi estúpido alejamiento por la razón más equivocada de todas? ¿Le dijiste que me perdonaste? ¿Tenías tú siquiera la idea que con tu partida me enseñarías la más importante lección sobre la amistad?

Tu madre me contó sobre tus últimos días, tus últimas horas. Y lo valiente que fuiste. Esa valentía que te caracterizó desde que ese mal te atacó a una edad muy joven y que siempre venciste, demostrando ser un ejemplo para todos los que te rodeamos.

Al ver que no respondías mis últimos mensajes, que ni siquiera los veías, esperé, esperé como muchas veces a que respondieras, ya que a veces te tomabas tu tiempo.

Pero ya no los viste, mucho menos los contestaste. Nuestro tiempo juntos en este mundo terminó como una conversación inconclusa.

- Serendipia, ataraxia, panegírico – 

¿A dónde van los poetas cuando mueren? Demasiado melancólicos para un paraíso, y demasiado bohemios para un lugar aburrido.

- ¡Quiero vivir! ¡Quiero conocer! ¡Quiero embriagarme!

Sé que donde estés tu pasión y bríos los tendrás al máximo, y compartirás tu poesía y tus escritos con aquéllos a quienes admiraste.

¡Por fin dile a Pitol que se equivocó al decir que el infierno era de todos! Dile a Nabokov lo vulgar que te pareció su Lolita. Cuéntale a Cervantes que su Quijote te hacía doblarte de la risa.

Ve todas las lunas que te perdiste bajo un frío techo; siente todo ese viento nocturno que las paredes negaron a tu alma libre; y ríe como solías hacerlo cuando jugábamos póker entre clases.

Y, si un amigo te puede pedir una última gracia, no dejes de hablar de mí. Porque yo aquí no dejaré de recordar a mi amiga la Poeta, la Mujer de Letras.

No dejaré de declamar a Benedetti, ni a Baudelaire, como tuve que aprender para que las noches en el hospital se nos hicieran amenas. Quizás ya nunca lo vuelva a hacer en un autobús para ver cómo la gente se aleja horrorizada de nosotros. Quizás ya nunca lo haga bajo la lluvia buscando un lugar dónde resguardarse.

O tal vez sí. Porque eso es vivir, y como te dije hace tiempo, me robaría tu lema y lo usaría para mí: Quiero vivir, quiero conocer, quiero embriagarme.

Porque de esa manera, siempre tendré anécdotas nuevas que contarte cuando vengas a visitarme.

Se acaba el Día de Muertos. El tiempo vuela cuando uno hace lo que le gusta.

Ve, sé que tienes más lugares que visitar esta noche. Yo te estaré esperando el próximo año.

Gracias Graciela Grajales, ¡hasta pronto y no te tardes en regresar! Recuerda que, al igual que tú, odio la impuntualidad.

A.J.H.

En memoria de la Mujer de Letras, Graciela Grajales Hernández.
(21/06/87 - 21/07/17)




miércoles, 29 de agosto de 2018

Gamers mexicanos, una comunidad en crecimiento



Fotografía: Foto Estudio Zayra*

México ocupa el puesto 12 a nivel mundial en consumo de videojuegos, con 55.8 millones de gamers en los 32 estados de la República

XALAPA, Ver.- Como cada 29 de agosto desde hace diez años, este miércoles se celebró el Día del Gamer, o videojugador, en todo el mundo.

El Día del Gamer surgió en 2008, derivado de la convocatoria de revistas españolas especializadas en videojuegos como PlayManía, Hobby Consolas, Revista Oficial Nintendo y Micromanía, entre otras.

Contrario a lo que se creía todavía a inicios de este siglo, los videojuegos han pasado de ser un hobby considerado para niños a ser una industria que cautiva lo mismo a jóvenes que a adultos, llegando incluso a tener proyección mundial redituable.

Lo anterior queda de manifiesto con los torneos internacionales de juegos como Street Fighter, League of Legends y Fortnite, con bolsas de premios que superan los millones de dólares.

Hoy en día, los gamers ven su pasatiempo como un modo de vida, una actividad que les permite superarse a sí mismos para resolver los retos y acertijos en los videojuegos.

“Un gamer tiene que tener un gusto por resolver retos que no encuentras en la vida diaria; el hecho de tener que resolver un acertijo, algo que te motive a terminar un juego, es como una pasión que tienes que estar alimentando día a día”, expresó Alberto, un jugador de 31 años que comenzó a jugar desde los 5 años.

Aseguró que vivimos en una edad tecnológica que permite el fácil acceso a los videojuegos, y que facilita que las nuevas generaciones prefieran jugar que estar en la calle de ociosos.

“Tienes que ser bastante competitivo, encontrar un reto y pensar mejor que tu oponente. Los videojuegos son una competencia intelectual y motora, para con otros jugadores y contra sí mismo”, subrayó.

Un riesgo que vale la pena tomar

La comunidad gamer concuerda en que los videojuegos, sin la debida responsabilidad, pueden llegar a convertirse en una adicción.

Para Tomás, un gamer de 31 años, los videojuegos ocupan un pequeño espacio de su tiempo entre el trabajo y su matrimonio.

“Creo que soy un gamer responsable. Cuando uno crece se vuelve más difícil dedicarle tiempo a este hobby, pero uno no lo deja por completo; en menor o mayor cuantía de tiempo uno sigue siendo gamer”, señaló.

Señaló que actualmente la industria de videojuegos es muy variada, por lo que los padres deben estar al pendiente del tipo de juegos que interesan a sus hijos y medir el tiempo que le dedican a ese pasatiempo.

“Es un modo de vida, pero si no lo controlas te consume mucho tiempo, y le dedicas más vida a tu juego; si no lo haces de manera correcta, te aleja de tus actividades como escuela y trabajo”, advirtió.

Aurora, una gamer con dos hijos de 11 y 8 años, comentó que los videojuegos son una actividad que ha fomentado en sus pequeños debido a las ventajas que ofrece.

“Puede ser algo muy productivo. Cuando eres muy pequeño te genera motricidad, y te ayuda mucho, pero actualmente los videojuegos en celular no tienen tanta estrategia ni requieren de habilidad, y como son tan fáciles, los niños pueden seguir y seguir, generándoles un vicio”.

Recalcó que los videojuegos son una diversión sana que desarrolla habilidades y fomenta la actividad cerebral, siempre y cuando su uso sea regulado.





Los videojuegos como una fuente de ingreso

Actualmente, los videojuegos son una industria que genera más de 100 mil millones de dólares tan solo en Latinoamérica, donde se estima una comunidad gamer de más de 200 millones de personas.

Este dinero no solo proviene de la venta de consolas y juegos de video, sino que el alcance de la industria se ha extendido hasta formar ligas y torneos que no tienen nada que envidiar a los deportes consagrados como el futbol, béisbol y basquetbol.

En 2017, se registró que más de 385 millones de personas fueron espectadores de algún torneo de eSports, por medio del internet, televisión, cable o directamente en alguna locación.

En los torneos, los mejores jugadores de cada región (América, Latinoamérica, Europa, Asia, etc.) compiten para ganar premios millonarios.

Algunos videojugadores consideran que solo se les puede llamar gamers a aquellos jugadores que destacan en uno o varios juegos, sea a nivel profesional o amateur.

Es el caso de Francisco, de 27 años, quien considera que este pasatiempo consiste en llegar a destacar en la comunidad debido a los logros obtenidos con esfuerzo y habilidad.

“El ser gamer solo es productivo si eres un jugador profesional y te pagan por ello, pero la mayoría lo hacemos por diversión y por ocio, aunque muchos lo llevan a otro nivel y se les convierte en vicio, olvidándose de sus deberes”.

No obstante, resaltó que el pasatiempo permite conocer amigos de diversas partes del mundo, así como pasar buenos ratos disfrutando de partidas o viendo torneos competitivos.

Gamers en México

De acuerdo con el portal NewZoo, dedicado al análisis tecnológico a nivel mundial, México ocupa el puesto 12 a nivel internacional en consumo de videojuegos, con 55.8 millones de gamers que han gastado mil 600 millones de dólares en la industria durante 2018.

Según el estudio, del total de la población con acceso a internet en México, 65% de los hombres y 60% de las mujeres juegan en línea. De ellos, el 77% de videojugadores gastan dinero real en objetos dentro del juego o membresías Premium.

Más del 54% de la población conectada ve videos sobre videojuegos en internet, de este total, el 41% ve este contenido desde su celular.

El Día del Gamer no es ampliamente conocido en México, y muchos videojugadores ni siquiera se enteraron que hoy era su día. Sin embargo, es fácil adivinar que fue conmemorado consciente o inconscientemente por los jugadores de la mejor manera: superando misiones, retos o viviendo una de las interminables vidas que el mundo virtual puede ofrecerles.

¡Felicidades!

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* Fotografía cortesía de:
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Twitter: @FotoZayra

lunes, 17 de abril de 2017

Cien años de soledad, medio siglo de mostrar la realidad latinoamericana


* En mayo de 1967, en Argentina, la novela Cien Años de Soledad llegaba a los ojos de los lectores a quienes hoy sigue emocionando

TIHUATLÁN, Ver.- Hace medio siglo, Gabriel García Márquez publicó la novela del pueblo latinoamericano.

En mayo de 1967, en Argentina, la novela Cien Años de Soledad llegaba a los ojos de los lectores, que en aquel momento se debieron sentir tan identificados como nos sentimos ahora al recorrer sus páginas.

Macondo y su gente representan aspectos cruciales del pueblo latinoamericano: una sociedad trabajadora y anclada en sabiduría y valores que han pasado de generación en generación. Alegre, guerrera y fácilmente impresionable.

La obra maestra de Márquez no define con exactitud a un país en específico. No tiene una locación exacta ni un período histórico que concuerde con la realidad. Además, añade elementos mágicos que solo existen en los sueños de los lectores más imaginativos.

Sin embargo, pasajes de la novela nos hacen recordar a nuestros propios países, y sus hechos pasados y actuales. Esta cualidad es la que ha convertido a la novela en atemporal, universal y en un libro denominado ‘clásico’.

En México, como en varios países latinoamericanos, somos un pueblo que está entre las antiguas costumbres y tradiciones por un lado, y la cultura moderna de la globalización, por el otro. De manera muy similar a la transformación que sufrió Macondo cuando la empresa bananera de Estados Unidos llegó a su tierra por medio del tren. Eso sí, en nuestro país no fue plátano lo que atrajo a los inversionistas extranjeros, sino petróleo.

Como una eterna advertencia, Cien Años de Soledad nos enseña que la sobreexplotación de los recursos naturales de nuestro país por potencias extranjeras solo conlleva beneficios para ellos, mientras que nuestra gente se lleva la peor parte. Esto, al final, provoca en Macondo la huelga de trabajadores de la empresa bananera.

Al respecto de este trágico episodio literario, que derivó en una matanza de trabajadores por parte del gobierno, no podemos dejar de apuntar que cada país latinoamericano ostenta momentos similares.

En México, la matanza a sangre fría en una plaza pública, como la de los trabajadores bananeros en Macondo, nos recuerda a la Masacre del 68, cuando los estudiantes fueron asesinados mientras estaban reunidos en la Plaza de Tlatelolco. Otras tragedias donde se han visto envueltas las autoridades ya sean federales, estatales y/o municipales, son las ocurridas en Tlatlaya, Ayotzinapa y, más recientemente, en Nochixtlán, Oaxaca.

En la novela, el personaje José Arcadio Segundo es testigo y sobreviviente de la masacre donde murieron más de 3 mil trabajadores. Pasa el resto de su vida intentando convencer a la gente que la matanza existió, y que sus cuerpos fueron transportados en el tren para ser tirados en el mar, sin que nadie le hiciera caso.

Al igual que ocurrió en la masacre en Macondo, a pesar de los esfuerzos por un pequeño sector de la población que insiste en recordar los episodios violentos en los que se ha visto envuelto el gobierno de México, la mayoría parece refugiarse en el olvido de estos hechos, permitiendo, debido a su pasividad, que vuelvan a suceder estas tragedias.

Esta facilidad de olvidar la historia, imperante en la novela de Márquez, es uno de los factores preponderantes que condenó a la gente de Macondo a su destrucción.

Y es imposible no relacionarlo con nuestro propio país. Al final, nuestra facilidad para olvidar la historia es lo que nos condena a una realidad decadente, insegura y corrupta.

Para honrar la obra más universal del Nobel colombiano, en el aniversario número 50 de su publicación, Hay Festival y la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano –FNPI- convocaron a "El gozo de leer Cien años de soledad", en una lectura colectiva que se realizó del 26 al 28 de enero de 2017 en Cartagena de Indias.

Durante la lectura, para conmemorar el medio siglo de Cien Años de Soledad con una lectura en voz alta, participaron escritores y periodistas de distintas partes del mundo como Fernando Aramburu, Héctor Abad Faciolince y la mexicana Carmen Aristegui.

Además de los festejos bien merecidos en honor a la novela y a su autor, fallecido el pasado 17 de abril en 2014, el medio siglo de la novela nos debe servir para reflexionar sobre lo que nos enseña, de una manera realista y mágica a la vez, a los pueblos, especialmente latinoamericanos: que nuestra sociedad no debe cometer los errores de la estirpe de los Buendía, como la permisividad en el saqueo de sus bienes y el olvido de su propia historia, para así, quizás, no condenarnos a un final trágico, sin segundas oportunidades sobre la tierra.

viernes, 2 de septiembre de 2016

Tolkien, un legado más allá que una historia sobre anillos




TIHUATLÁN, Ver., 2 de septiembre de 2016.- Un día como hoy, pero de 1973, murió John Ronald Reuel Tolkien, profesor, lingüista, filólogo, poeta, escritor y autor de una de las sagas más representativas del género High Fantasy, o fantasía épica: El Señor de los Anillos.

Muchos recordarán a Tolkien como un nombre perdido entre los créditos de las dos trilogías cinematográficas de Peter Jackson, El Señor de los Anillos y El Hobbit; no obstante, Tolkien en su tiempo se convirtió en un parte aguas del género fantástico.

Previo a sus obras, autores como Mary Shelley (Frankenstein, 1818) y H. G. Wells (La Guerra de los Mundos, 1898) habían escrito novelas en las que en el mundo real un único elemento fantástico era introducido, género que fue conocido después como Fantasía (Low Fantasy); sin embargo, Tolkien creó un universo totalmente fantástico, en el que los elementos mágicos eran percibidos como algo real, convirtiéndose en uno de los pioneros en el género de Fantasía Épica (High Fantasy).

Veterano de la Primera Guerra Mundial, y ávido estudiante de idiomas, Tolkien escribió poemas y creó lenguas para enriquecer su prosa, consiguiendo un éxito insospechado en ventas de su obra maestra.

No obstante, a lo largo del tiempo su obra ha sido calificada de ‘infantil’, así como de ‘conservadora’ al definir tan marcadamente la lucha entre el bien y el mal, ignorando la verdadera naturaleza humana, como expuso el escritor de fantasía Michael Moorcock en su artículo Pooh épico (1987).

El triunfo del bien sobre el mal fue un tema que Tolkien abordó en su ensayo Sobre los cuentos de hadas (1939), unos años antes de la publicación de El Señor de los Anillos (1954). En ese ensayo, Tolkien acuñó y defendió el concepto de ‘eucatástrofe’, o final feliz, ya que, según él, el consuelo moral o emocional en las historias permiten al lector revisar su naturaleza por medio de las vivencias de un protagonista en un mundo diferente.

En ese sentido, sus estudios sobre los cuentos de hadas coinciden con las investigaciones psicoanalíticas de Joseph Campbell y su monomito, en El Héroe de las Mil Caras (1949).

A pesar de que su propia obra maestra ha catalogado a Tolkien como un escritor moralista, al presentar héroes como niños “que nunca llegarán a la pubertad”, según el escritor Edwin Muir (1955), en realidad Tolkien escribió obras de un corte más maduro, en el que aborda temas inconcebibles en El Señor de los Anillos como el incesto, el asesinato y traición entre héroes, infanticidio y locura, incluyendo la omisión total de la eucatástrofe o final feliz, convirtiendo sus obras en una tragedia.

Estos temas pueden observarse en la antología de cuentos de El Silmarillion (1977), o en la novela Los Hijos de Húrin (2007), ambas obras editadas y publicadas póstumamente por Christopher Tolkien, hijo del profesor.

El género fantástico ha seguido evolucionando a través del tiempo; a 43 años de la muerte del profesor, más y más autores retoman el género y lo innovan con nuevos elementos y formas de narración. Uno de los autores en apogeo en la actualidad es George R. R. Martin y su saga Canción de Hielo y Fuego, aún sin concluir.

El futuro de la literatura fantástica está en manos de las nuevas generaciones que disfrutan leyendo los clásicos como El Hobbit de Tolkien (1937) y/o las obras modernas como Juego de Tronos (1996), de Martin. ¿A qué nuevos horizontes nos llevará el género? La respuesta queda en el aire, ya que como dijo el mismo Tolkien en boca de su entrañable Gandalf: “Ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos”.